Nuestra comunidad se une en oración e invoca a Dios, autor de la diversidad y de la unidad. Ponemos en sus manos nuestras diferencias personales y culturales para construir una comunidad según su corazón, en actitud de escucha como discípulas que se dejan formas por la Palabra de Dios; y están abiertas a la gracia que alimenta el deseo de permanecer dóciles a a su voz.
Damos gracias a Dios porque su Espíritu está suscitando entre nosotras convergencias y puntos de encuentro, más alla de la diversidad. Nuestra a oración inspirada en las raíces autóctonas de la cultura maya ha sido una danza armoniosa de encuentro entre nosotras y con el Dios creador y formador; corazón del cielo y corazón de la tierra.
Damos gracias a Dios porque su Espíritu está suscitando entre nosotras convergencias y puntos de encuentro, más alla de la diversidad. Nuestra a oración inspirada en las raíces autóctonas de la cultura maya ha sido una danza armoniosa de encuentro entre nosotras y con el Dios creador y formador; corazón del cielo y corazón de la tierra.
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